Uno de los alicientes que más nos interesan de la industria turística es su capacidad para transformar la realidad de los anfitriones al interactuar con los visitantes. Si se orienta en positivo, el turismo adquiere una potente influencia en las comunidades locales y permite ejercer la responsabilidad social.
Como ejemplo extremo, la innovadora empresa Hidden City Tours, ofrece en Barcelona visitas guiadas por personas que provienen de una vida en la calle. Ciudadanos sin hogar, los “sin techo” reconvertidos en cicerones formados, acompañan viajeros por los recovecos de la ciudad que tan bien conocen al haber tenido que buscarse la vida entre ellos. Unos “Callejeros para Viajeros ”.

El auge turístico de Barcelona, como uno de los principales Destinos Urbanos, se aprovecha para crear producto turístico alejado de los circuitos convencionales y con un descenso al piso que no puede ser más crudamente real. Los antiguos homeless, en un reciclaje humano, trabajan en esta empresa de servicios y al mismo tiempo, se trabajan también para ellos un nuevo camino, una segunda oportunidad, vuelven a los arrabales pero con la dignidad que confiere el sentirse útil y muy necesario para sus turistas. Los pequeños grupos en gira dependen de sus guías, y éstos a su vez de la satisfacción de sus clientes. Nada que ver ya con la caridad para sobrevivir, un intercambio comercial al que aportan los conocimientos que Hidden Tours les ha enseñado en trato, historia o idiomas y que aderezan con su experiencia que no se puede aprender en ningún sitio, salvo entre cartones de la Condal oculta.

Hasta el logo de la empresa, diseñado por ThisRosyLife es un guiño collage al cosido de retazos para crear nuevos valores, pedacitos de vidas corcosidos por el turismo. Buena ruta, buen viaje, buena vida.